viernes, 11 de enero de 2008

DuLcE dEsPeRtAr

Los reflejos del sol empezaban a colarse por la ventana. Me revolvía, me enredaba entre las sábanas. Casi sin quererlo, abrí los ojos…y allí estabas tú, tumbado a mi lado, dormido, sin hacer ruido alguno.
No pude dejar de mirarte, de escuchar cada uno de tus frágiles latidos.
Te vi perfecto, indefenso. Me invadía la ternura al verte tumbado, callado, quieto…
Tus labios parecían llamarme…me hubiera encantado besarte.
No recuerdo sensación más dulce que aquella: tu cuerpo desnudo casi pegado al mío.
Un escalofrío me recorrió entera, por un momento pensé que te quería.
Me quedé quieta y seguía mirándote, volví a sentirme una niña. Temblaba y no sabía por qué.
Deseaba no separarme de ti nunca, tenerte así cada mañana…solos tú y yo.

1 comentario:

Caronte dijo...

"por un momento pensé que te quería"... hay tanta alma en esas palabras...
Muy bueno, me gusta cómo escribes... eres muy buena.